Ya casi no quedan pastores, pero si los hubiera, este
invierno lo tendrían muy complicado para abandonar la Sierra de la
Demanda en busca del calor extremeño. Más que nada, porque de la Cañada
Real Burgalesa –750 kilómetros que discurren entre Canales de la Sierra
(La Rioja) y Valencia de Alcántara (Cáceres)– queda poco a la vista,
como sucede con la mayoría de estas vías pecuarias castellanas.
Desde que cayó en desuso, a finales del siglo XVIII, se
perdió el respeto por su trazado y, ya sea por la llegada del
ferrocarril (se aprovechó su itinerario para la línea férrea que une
Salamanca-Medina del Campo-Valladolid-Burgos), ya por la expansión
urbanística e, incluso, por la acción de los agricultores, esta herencia
de la trashumancia ha llegado mermada hasta nuestros días.
Pero no todo está perdido, o por lo menos las
administraciones han decidido mover ficha para que no sea así. Y si no
que se lo pregunten a los vecinos de muchos municipios vallisoletanos,
que en las últimas semanas han recibido la visita de los técnicos de la
Junta de Castilla y León para informarles de la ejecución de los
trabajos de deslinde de los 163 kilómetros de la vía pecuaria (103 del
itinerario principal y 63 del ramal hasta Alaejos) a su paso por
Valladolid.
Información completa: www.elnortedecastilla.es
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